Los profesionales de la educación física somos grandes
afectados por esta ideología, bien sea por el diseño de los pésimos horarios de
la educación secundaria que hacían de la educación física un segundo recreo en
el que los jóvenes asistían para evadirse de las asignaturas fuertes como las matemáticas,
biología…o por culpa de profesores que centraban el objetivo de sus clases en la
diversión de los niños/as en vez de intentar que sacaran el máximo provecho de la
asignatura, es decir, lo educativo del deporte.
Pero sorprendentemente fuera del ámbito escolar pasa algo “opuesto”.
Cada vez más personas toman el deporte como medio para conseguir unos objetivos
estéticos, como por ejemplo la pérdida de peso o la hipertrofia muscular y
olvidan otro tan importante como es el ocio.
Y es aquí cuando tenemos que intervenir siendo profesionales y evitar este circulo vicioso que da mala imagen a nuestra profesión.
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